30 de agosto de 2016

La Influencia de la Adolescencia



                                             


            En la adolescencia, junto a los cambios corporales y psicológicos, aparece la necesidad de conservar la seguridad que implica el ser niño, lo que significa resistencia al cambio y tener o enfrentar los problemas con nuevos criterios. Se producen fluctuaciones entre una actuación infantil y otra adulta, rechazar y reclamar afecto, a veces se sienten torpes y turbados y otras exaltados y poderosos, son sociables y solitarios en forma alternada. Y comprender estas alteraciones para crecer afectivamente, es lo que no siempre resulta tarea fácil.
Al evolucionar hacia su independencia afectiva, el adolescente reclama a sus padres más autonomía,
Sin embargo, no necesita autonomía completa y, dada su inseguridad, sufre si se le otorga demasiada independencia, la que puede sentir como un abandono.
Los padres deben estar  constantemente a su lado para responder a sus dudas, poner límites, intervenir cuando lo considere necesario , pero, por el bien del adulto naciente, deben alentar la independencia.
Leif y Delay, en su obra "Psicología  y Educación del adolescente", le denominan a la adolescencia como el "momento de la afectividad", donde se considera afectividad a la capacidad individual de experimentar sentimientos y emociones que constituyen el fondo de la personalidad.
Si tenemos en cuenta que los fenómenos afectivos son menos estables que el resto de las manifestaciones psíquicas y son capaces de influenciar la totalidad de los sentimientos de la persona, comenzaremos a comprender algunas características típicas de los adolescentes.
Una característica muy sobresaliente y repetitiva de esta etapa es la formación de "barras" de adolescentes, a veces resistidas por los padres por considerar que son motivo de ocio, o, en algunos casos, que son enemigas de la organización familiar.
Es importante saber que el adolescente, en general, busca en sus amigos un espejo en el cual afirmar su propia imagen.  Generalmente encuentra en el grupo una tribuna donde expresarse, lo que ayuda a liberar sus tensiones emocionales.
Pero esta necesidad de los adolescentes de pertenecer a un grupo puede ser utilizada por padres y docentes como elementos educativos. De hecho, existen infinidad de ejemplos de grupos juveniles productivos.
Es por eso que debemos tener en cuenta que un ser humano que está evolucionando, es inseguro, su control interno es vacilante, por lo que puede optar por el silencio, el secreto o la agresividad. Esto significa que es necesario motivarlos para que expresen sus sentimientos, ya que muchas veces desean hacerlo, pero no encuentran el medio eficaz. Lo fundamental es respetarlos, no forzarlos, comprenderlos y escucharlos. Pues si la adolescencia es una etapa que, si bien tiene sus rasgos problemáticos, es fuente de buenos recuerdos en el futuro.